jueves, 18 de octubre de 2012

Happiness, man!

Hoy he visto este cartel. Al principio, me he quejado. "Ya empezamos, frases pesimistas". Pero al releerla, me he dado cuenta de todo lo contrario. No es negativa, es realista. ¿Por qué?

La felicidad es un objetivo que todos nos marcamos y creemos que es cierto. Que es algo que tenemos que conseguir, una meta. Pero... ¿Ahora mismo no somos felices? ¿Por qué tiene que ser una meta y no un hecho del presente? 

Nos "cerramos" a pensar que es algo difícil de conseguir, cuando realmente, en lo más cotidiano, se encuentra la felicidad. El único problema es que está escondida. O no queremos verla. O no sabemos... LA felicidad nos rodea, porqué podemos ser felices con muy poco. Pero siempre tenemos la inquietud de pensar que hay algo más y no "sólo" la felicidad cotidiana. Esa felicidad por minucias. Por ejemplo, uno puede ser feliz con un detalle: traer un detalle de comida a un ser querido. Eso, provoca felicidad. Cuando realizas un favor porqué sí. Ese gesto, genera felicidad. Y la felicidad tendría que contagiarse, unos con otros. Buenas acciones, ayuda mútua, sonrisas ajenas que se multiplican. ¿Lo véis? Sencillo, es muy sencillo. 

En la realidad, la felicidad se concibe como algo que hay que trabajárlo. Por una parte sí, pero por otra, nos "ofuscamos" en esta búsqueda, y al final no aprovechamos lo que tenemos ya en nuestras manos. Es por eso que la felicidad puede ser una prisión, porque nos cerramos a pensar que no la tenemos, y es mentira.

Existe, delante nuestra. Tenemos la mirada entelada. Coge tu mano, quita todo el vapor que nos ahoga, y miremos la luz que nos ilumina día tras día. No la evites, está. Así, serás feliz. Quiérete. Quiere a tu família. Quiere tus amigos. Quiere a tu pareja, esa fiel compañera. Tengo todos estos componentes. Voy a dejar la búsqueda a un lado. Voy a sentarme, y a disfrutar de lo bueno que tengo. Felicidad, me caes bien. 

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